El libro lo guía hasta una casa a colores, que se encuentra repleta
de libros voladores. Morris decide vivir en la casa, donde se encarga de
cuidar a los libros. Un día, mientras está remendando un ejemplar viejo
y moribundo de De la Tierra a la Luna,
Morris comienza a leerlo, lo que le otorga mayor vitalidad al libro.
Tras esto, el hombre decide volver a escribir su libro. Con el pasar del
tiempo, Morris comienza a regalar libros a los habitantes de los
alrededores, quienes adquieren color al leerlos.
El hombre, ya anciano, termina de escribir su libro, y decide irse de
la casa. En la entrada de la misma, un grupo de libros comienza a volar
a su alrededor, lo que rejuvenece a Morris. Luego de esto, el hombre se
va volando del lugar junto a aquellos textos. Los libros que permanecen
en la casa están tristes por su partida, pero recuperan el ánimo al
descubrir que donó a la casa el libro que escribió. Tras esto, llega a
la casa una niña en blanco y negro, que se vuelve de color cuando el
libro de Morris se posa sobre su brazo. La niña se sienta en la entrada y
comienza a leer el libro en compañía de los demás ejemplares de la
casa.
El cortometraje finaliza mostrando una fotografía de Morris, colgada
junto a las de otras personas que vivieron en la casa, incluida la joven
que vio el primer día que llegó a aquel lugar.
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